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4 de diciembre de 2023En los sistemas productivos avícolas debe prestarse gran importancia a la cobertura de plumas y al estado general de las mismas como un sinónimo de la salud de las aves.
Las plumas tienen una importante función en la protección y aislamiento térmico. Por su estructura, están compuestas de una epidermis externa y una pulpa interna que se retrae y desaparece a medida que la pluma crece desde el folículo plumoso.
El crecimiento de las plumas se efectúa en ciclos o fases llamadas anágena y telógena.
La fase anágena representa el crecimiento desde el folículo a partir de la papila dérmica y empujando la pluma vieja hacía afuera.
La fase telógena representa el sostenimiento de la pluma dentro del folículo ejercida por los músculos lisos del folículo y por puentes de queratina.
La muda en gallinas es conocida por ser un evento natural que forma parte del ciclo biológico de las mismas. Este proceso fisiológico ocurre entre los 15 y 18 meses de vida y se asocia además a modificaciones climáticas propias del ingreso a épocas de fotoperiodo negativo. Durante este evento las aves reducen drásticamente la producción de huevo por involución de los órganos del sistema reproductor, su peso corporal se ve afectado y pierden gran parte de las plumas que las protegen.
En los sistemas de tipo intensivo, que controlan gran parte de los componentes medio ambientales, la inducción de la muda tiene como finalidad prolongar la vida útil del lote de gallinas aprovechando la segunda ola de ovulación que se genera posterior al retorno de la actividad ovulatoria. En este tipo de sistemas se plantea un esquema de muda de todo el lote en conjunto a fin de manejar la caída y retorno a la puesta de forma homogénea.
En la práctica pueden plantearse diversas problemáticas respecto del replume de gallinas en producción de huevo que tienen relación con múltiples factores que deben ser reconocidos por el productor y técnico asesor.
En los sistemas a piso o de tipo agroecológicos los procesos de pérdida de plumaje por muda pueden verse incrementados por otras problemáticas de tipo social y jerárquica. Aquellas aves con marcada dominancia atacan a sus compañeras arrancándoles las plumas de forma constante. Este proceso de pérdida del plumaje suele acompañarse de heridas en la piel que se acrecientan con el tiempo, pudiendo observar aves con grandes áreas del cuerpo descubierto y cicatrices. Las problemáticas sociales de este tipo generan lotes heterogéneos con aves que empiezan a mostrar bajo peso, estrés, heridas, desplume y caída o cese de la postura.
El picaje puede tener origen en condiciones ambientales estresantes, siendo evidente en lotes que tienen restricciones alimenticias, de agua, mal manejo de iluminación con exceso de luz, espacios reducidos para la población de aves o variaciones climáticas extremas.
Por otra parte, las fallas en el retorno al emplume están relacionadas al desarrollo reducido o a una la mala conformación del plumaje. Estas fallas provienen de un síndrome multifactorial que, en su mayoría es originado por estados deficitarios de aminoácidos y vitaminas como, por ejemplo:
- Deficiencia de ácido fólico
- Deficiencia de vitamina B12
- Deficiencia de vitamina E
- Deficiencia de ácido pantoténico
- Deficiencia de piridoxina
- Deficiencia de biotina
- Deficiencia de metionina
- Deficiencia de cisteína
En respuesta a este evento, las aves pierden sus plumas o las arrancan a sus compañeras a modo de reducir las necesidades de mantenimiento o satisfacer demandas nutricionales que la ración no está cubriendo.
Aquellas aves sin plumaje aumentarán sus pérdidas de calor corporal derivando esto en mayores necesidades energéticas alimenticias y mayores costos de producción.
La introducción de patógenos al sistema, producto de la situación imperante, aumentará aún más las pérdidas.
Otro componente de importancia es la presencia de micotoxinas en los alimentos, especialmente del tipo TRICOTECENOS. Las intoxicaciones crónicas por toxina T2 muestran reducción en el consumo de alimento, reducción de peso y afecciones del plumaje.
El ojo clínico del profesional y su participación activa dentro del sistema es vital para el reconocimiento de este tipo de problemáticas. Las afecciones del plumaje son el reflejo de desequilibrios internos que deben ser tratados.
Las correcciones en las fallas de manejo e instalaciones, la revisión en la formula y la calidad de los insumos que se utilizan marca un cambio hacía la mejora.
La incorporación de aditivos naturales que colaboren a mejorar la eficiencia alimentaria manteniendo la salud de las aves es una tendencia. Los fitoquímicos presentes en este tipo de aditivos regulan diversos sistemas biológicos favoreciendo el aprovechamiento de los nutrientes contenidos en el alimento, reduciendo la patogénesis de microorganismos y químicos contaminantes y promoviendo la homeostasis interna.